VESTIMENTA:
El traje de Chiapaneca es uno de los trajes típicos más
populares a nivel estatal y nacional debido a su gran belleza y colorido.
Este traje tiene su origen en el municipio de Chiapa de
Corzo y es parte esencial de la Fiesta Grande de Enero. En esta festividad las
mujeres chiapanecas suelen portarlo con gran orgullo y alegría a través de las
calles de la ciudad.
El traje de Chiapaneca está constituido principalmente por
una blusa de satín negra, esta posee un escote semi circular en la parte
superior (similar a las blusas campesinas modernas) el cual está adornado con
un vuelo de tul ancho lleno de flores bordadas a mano en petatillo en hilo de
seda de múltiples colores brillantes como amarillo, rosa y azul.
La falda que conforma la vestimenta típica de la chiapaneca
también es de satín negro, es de corte circular y larga hasta el suelo con
diversos plieges y vuelos, cada uno con diversas flores coloridas bordadas a
mano, esta prenda es apreciada a nivel mundial por su gran belleza, trabajo y
confección dignas de cualquier prenda de alta costura.
Este traje típico de Chiapas ha sufrido varios cambios a
través de su larga existencia que se remonta varias décadas en el pasado,
anteriormente solía ser más sencillo y monocromático, fue gracias a la llegada
de materiales europeos alrededor de los años 1500, que esta vestimenta tomó un
gran colorido y mayor complejidad gracias a las manos de las chiapacorceñas que
como dicta la tradición bordaban y confeccionaban estos bellos trajes
completamente a mano y de manera artesanal. El conjunto suele portarse con
orgullo por las chiapanecas principalmente en la Fiesta Grande de Enero aunque
su uso es muy extendido por todo el país ya que es usado por diversos grupos de
bailes folclóricos para interpretar danzas como “Las Chiapanecas”.
La vestimenta se complementa utilizando trenzas con listones
de colores, tocados o una corona de flores además de prominentes aretes o
arracadas doradas y collares, anillos y pulseras llamativas además de llevar un
jicalpextle (artesanía chiapaneca que consiste en una jícara tratada con la
técnica de la laca y pintadas a mano).
San Juan Chamula, los hombres poseen una vestimenta bastante
particular, compuesta principalmente por una camisa pantalón de manta, el razgo más vistoso de su
traje es sin lugar a dudas el poncho de lana negra o blanca usada por encima de
la camisa, esta va atada de una faja colorada.
Otro rasgo característico en la vestimenta de los hombres de
San Juan Chamula es su sombrero de paja del cual cuelgan múltiples listones de
colores, de igual manera el bolso de piel cuenta con esta misma decoración.
COMIDA:
En ella hay una increíble variedad de sabores y formas en las que están presentes los productos de la tierra, ocasionalmente sazonando algún raro ejemplar como el armadillo, el venado, el conejo o la iguana, por ejemplo.
Tal vez el platillo principal de Chiapas sean los tamales,que por lo menos se preparan en veintitres variedades o formas distintas; podemos mencionar los de chipilín, de bola, de cambray, untados, pictes, de azafrán, de manjar y de dulce. Estos ricos productos de masa de maíz acompañan usualmente a la sopa de fiesta, que está confeccionada con fideos, menudencias de pollo, plátanos fritos y huevo cocido en rebanadas, una verdadera fiesta para el paladar. Otra sopa exquisita es la de chipilín con bolitas, preparada con la yerba de la región llamada chipilín, que se incorpora a bolitas de masa con manteca, caldo de jitomate y granos de elote. Se prepara también un rico caldo llamado de “shutis”, confeccionado con caracol de río, chile, caldo de jitomate, epazote y yerba santa.
En platillos fuertes hay interesantes guisos como la “chanfaina”, plato casi olvidado, que se prepara con vísceras de res; otro más sofisticado es el llamado “ninguijuti”, a base de carne de cerdo con ajo, chile, jitomate, pimienta, y masa. Si no le atrae mucho probar las sorpresas culinarias de la región puede optar por el tradicional “cochito”, que no es otra cosa que un pequeño cochinito al horno, o bien probar el tasajo con chilmol. Para acompañar todo esto es necesario degustar algunas de las bebidas tradicionales, como el taxcalate, que lleva cacao, canela, achiote y maíz tostado, y el refrescante pozol, que es una bebida de masa de maíz con cacao, y no deje de probar el famoso comiteco, que es un aguardiente ligero de agave, de muy buen sabor y efectos maravillosos.
Si visita otras partes de la entidad, podemos recomendarle la comida deSan Cristóbal de Las Casas, pues tiene fuerte influencia española y europea; después no deje de visitar Pijijiapan y Ocosingo, donde encontrará los mejores quesos de la región y alguno que otro platillo preparado con iguana; y por último, no puede perderse la cocina de la costa, pues en cualquiera de las playas que visite encontrará excelentes y diversos platillos confeccionados a base de pescados y mariscos, entre los que destacan los guisos de cazón y las sensacionales piguas, que son langostinos de río, un regalo de los dioses al paladar.
COSTUMBRES:
Una rica y complicada gama de costumbres y creencias conviven de manera increíble en la región chiapaneca, pues cada uno de los grupos étnicos que ahí habitan posee hondas raíces y tradiciones cuyos orígenes, en algunos casos, se pierden en el tiempo y en los recónditos secretos de la historia de sus más antiguos ancestros: los mayas de la época Clásica. Así, en el amplio territorio que hoy ocupa el estado de Chiapas se encuentran los grupos tzeltal, tzotzil, chol, zoque, tojolabal, lacandón y mame.
De los lacandones se sabe que su número es muy reducido y que se encuentran muy aislados en la zona de Montes Azules. Los mames, por su parte, casi han desaparecido, pues su lengua y costumbres están casi relegadas por completo. No obstante, todos estos grupos comparten un número importante de rasgos culturales similares, como la lengua, la vestimenta y principalmente las creencias, como los pensamientos acerca de la vida y de la muerte, la naturaleza, la religión entre católica y pagana, los grupos familiares, los niños, las mujeres y los ancianos, entre otras de las cosas que conforman su amplio mundo de símbolos e imágenes míticas y mágicas.
Uno de los lugares en donde mejor se palpa este mágico sentido es tal vez el día de mercado en San Cristóbal de Las Casas, pues ahí se dan cita personajes de distintas comunidades entre el bullicio y la algarbía de cientos de vendedores de frutas, legumbres, animales, telas, artesanías y un sinfín de objetos útiles para todas las cosas de la vida diaria, en un marco en el que resaltan los coloridos trajes de distintas áreas de la entidad.
Sin duda otra importante muestra la podrá vivir en los poblados de San Juan Chamula y Zinacantán, donde las celebraciones religiosas, al interior de los templos católicos, alcanzan niveles mágicos, pues las luces y el humo de las velas se mezclan con las oraciones en varias lenguas indígenas y el olor a aguardiente, todo ello en medio de un ambiente de gran misticismo.
Ciertas festividades, sobre todo el carnaval, se celebra en todos los pueblos de Los Altos. El de San Juan Chamula es especialmente notable por los elementos prehispánicos que contiene. Personajes importantes son los monos, danzantes que cubren su cabeza con una piel de mono, en la mitología maya, el simio era un animal alegre, representante de la música y la danza. El martes de carnaval se extiende un camino de zacate, se le prende fuego y los monos, junto con las autoridades locales, corren sobre la lumbre encendida. Este rito se acostumbra entre los mayas al inicio de cada cuatro años. Junto con las ceremonias descritas hay agregados posteriores; por ejemplo se habla de una guerra, haciendo referencia a varios acontecimientos bélicos de la segunda mitad del siglo XIX.
Es costumbre que en cada barrio las caretas se guarden durante el año en casa del mayordomo, de cuyo altar doméstico las recogen los danzantes. Todos los parachicos son encabezados por un patrón, quién lleva una máscara distintiva. Grupos de mujeres, ataviadas con el traje chiapaneco, acompañan a los danzantes. La fiesta termina en el río Grijalva, con un lucido “combate naval” escenificado desde varias canoas por medio de fuegos artificiales.
Calendario de Fiestas:
Amatenango del Valle
Julio 25. Festividad de Santiago Apóstol.
Comitán de Domínguez
Febrero 11. Se festeja a San Caralampio con danzas de Demonios y feria. Noviembre 1 y 2. Celebración de muertos, con ofrendas y música.
Chiapa de Corzo
15 al 23 de enero. Fiesta de San Sebastián y feria popular. Se festeja con danzas de Parachicos, desfile de carros alegóricos y un “combate naval”.
Palenque
Agosto 4. Fiesta de Santo Domingo de Guzmán. Feria popular y fuegos artificiales.
San Cristóbal de Las Casas
Hay festividades durante nueve de los doce meses del año en los distintos barrios de la ciudad, dedicadas a las Vírgenes o a los santos patronos de los templos tutelares. Las más importantes son las del 1 de abril, que se conmemora el aniversario de la fundación de la ciudad, y la del 25 de julio, que es la fiesta titular de San Cristóbal.
San Juan Chamula
Junio 24. Festividad de San Juan Bautista. Inicia dos días antes con procesiones y feria.
Tapachula
Agosto 28. Fiesta de San Agustín. Dura siete días con una gran feria.
Tuxtla Gutiérrez
Abril 25. Fiesta de San Marcos, que dura cinco días con feria, procesiones y fuegos artificiales.
Zinacantán
A lo largo de nueve meses hay festejos importantes en esta comunidad, destacando la de enero 20, que es la fiesta de San Sebastián, que se festeja con procesiones de indígenas disfrazados y feria.
Las fiestas movibles más importantes son el carnaval, como el que se celebra en Amatenango del Valle, San Cristóbal de Las Casas, San Juan Chamula, Larráinzar y Zinacantán, y la Semana Santa, que encuentra sus mejores expresiones en lugares como Ángel Albino Corzo, San Juan Chamula, Simojovel de Allende y Zinacantán.
ARTESANIAS:
ALFARERIA
Con la técnica heredada de los antiguos indígenas, donde aún se modela a mano, las alfareras de Amatenango del Valle son famosas por la delicadeza que surgen de sus manos, donde trabajan el barro blanco y elaboran piezas de ornato y artículos de uso práctico como ollas, cántaros, vasijas, jarrones, floreros, macetas, lozas y las famosas palomas y jaguares de barro. Las piezas son cocidas de manera tradicional, con leña a cielo abierto.
TEXTILES
La herencia maya es evidente en el arte textil en diferentes etnias, tanto en los colores, símbolos y diseños, como en las costumbres aprendida desde pequeños a manera de juego para crear su propia indumentaria. Huipiles, faldas, camias, rebozos, blusas, ceñidores, pantalones, chales y mantelería fina. Los motivos y colores muestran un gusto por la vida y la naturaleza, con mariosas, aves, flores y símbolos en colores rojo, azul turquesa, amarillo, morado, rosa y otros tonos. Resaltan los elaborados en Zinacantán y también son bellos los realizados en Magdalenas, Lazrráinzar, Venustiano Carranza, Sibaca y San Juan Chamula, que pueden encontrarse en mercados y tiendas de artesanías en las diferentes ciudades del estado.
JOYERIA
Los principales elementos utilizados en la joyería tradicional chiapaneca tiene cada uno un significado, el jade, es la piedra de la inmortalidad; y el ámbar, la materia que aleja a los malos espíritus. Pero el ámbar distingue a Chiapas, la resina atrapada en la tierra por millones de años de bello color y cualidades únicas brinda la oportunidad a los artesanos de crear collares, anillos y dijes en diferentes estilos que van desde diseños prehispánicos hasta contemporáneos. El 95% del ámbar que se procesa en el estado proviene de la mina de Simojovel y la calidad y precio dependen del tipo, visibilidad y color. Se pueden observar excelentes trabajos en el Museo del Ámbar y el Museo del Jade en San Cristóbal de las Casas.
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